Junio, año del Perro, 2465 d.A.

Red Rose se dispone a la quema del libro 84.569,… Otro libro prohibido.

Mientras piensa que al día siguiente hay fiesta en casa del librero… curiosa casualidad…

«¡Ay!, pobre infeliz,… Invita a todos los que están haciendo quemas de libros para intentar hacernos entrar en razón y demostrarnos que un libro vale mucho más de lo que pensamos.»

Todos llegan entusiasmados,… «¿qué tendrá preparado?», lo que más suena en boca de unos incompetentes necios.

Él les presenta… a unas copias exactas de ellos mismos…-«Miren, estos son sus robots,… y hoy,… disfrutaremos de como les matan. Asi, entenderán lo que sentirían si leyeran un libro… les hará gracia,… les hará ver lo que nunca vieron, les hará imaginar, pensar en cómo y de quién será la siguiente muerte … y así descubrirán algo que se separa de circuitos y de ordenadores, descubriram…eso que nos hace humanos.»

Después de eso, todo fue muy rápido,… una mujer era extrangulada en una chimenea por un mono; a otro le picaba una serpiente en la nariz; otro, apresado en una mesa, veía como una guadaña bajaba lentamente hasta abrirle y dividirle en dos,… Mientras, todos reían, bebían y se lo pasaban bien,…

-¡Miren! Es mi turno,… Jajaja,… Un pirata me atraviesa con la espada mientras un chico con mallas vuela a mi alrededor,… que curioso verse morir. Es tan real.

Al final, sólo quedó Red Rose, quien guiado por el librero, bajó al sótano. Éste le hizo sentarse sobre una banqueta, dentro de una celda, y le puso unos grilletes.

Como Red estaba borracho tardó en darse cuenta de lo que sucedía:

– «¿Qué pasa aquí? ¿Qué hace librero?» — El librero colocaba una tira de ladrillos tras otra, cerrando la celda con una nueva pared de tabiquería. Mientras, le decía:

-«Si hubiera leido alguno de los libros prohibidos,… A Edgar Alan Poe,… O a Bradbury,…entonces entendería… Lo hubiera entendido desde el principio,… incluso se hubiese salvado, pero ahora,…
Ahora todos han muerto, usted hablaba con los robots,… Lo que ha presenciado, es la muerte de sus amigos y compañeros,.. y ahora mismo,… contemplará la suya propia…»

Esperó un momento, saboreando la sensación de triunfo:

– «Sólo hace falta una cosa más para que todo sea perfecto,…diga una cosa… si lo hace, quizás le deje salir… diga: Por el amor de Dios… ¡¡DIGALO!!».

Red Rose se negó a decirlo, pero según fue subiendo la fila de ladrillos, se asustó.

-«Por el amor de Dios, librero, sáqueme de aquí,… le prometo que no se harán más quemas… lo prometo»- Dijo finalmente entre lágrimas…

La risa del librero fue lo último que se escuchó cuando el último ladrillo se colocó en su sitio,…

Y la imaginación, venció de nuevo a la fuerza bruta.

En honor a Bradbury y a Edgar Alan Poe,… dos de los más grandes.

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