Una mañana de agosto
- publicado el 02/08/2010
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Absurdo racional.
Te dejo en la estación a las 17:15. Martes. Finales de Octubre. Temperatura: 8º.
Lluvia aliada con el viento declara la guerra a la gravedad.
17:17, vigilo tu andén desde el aparcamiento. Altura sobre las vías: 8 metros. Situación del mechero: bolsillo izquierdo. Situación del tabaco: bolsillo derecho.
Observo con miedo el horizonte ceniciento de esta ciudad podrida de desidia, agotamiento y falsas promesas.
Segunda calada. 17:18, marca el reloj de la vía 4. Barandilla conformada por tres perfiles tubulares de acero de diámetro aproximado de 5 centímetros y el cuarto de 10. Textura: rugosa.
Pequeñas hormigas con sendos equipajes vienen y van como moscas desorientadas. Los aplastaría a todos, al fin y al cabo para mí son unos insignificantes insectos, y yo para ellos soy un ornamento más en el escenario de sus tristes vidas.
17:20. Ligero aumento de la velocidad del viento, soplando con furia en dirección noroeste. Pilares de 1,5 metros de diámetro aprox. dispuestos en una retícula de 12×12.
Apareces. Y ya no tengo frío, cansancio, hambre, sueño. Me miras. Y ya no necesito motivos.
17:25. Profundidad del charco en la calzada: 3 centímetros. Velocidad de los vehículos: 20 km/h. Distancia del charco a mis pies: 45 centímetros.
Nadie lo sabe pero nos estamos echando un cigarro juntos. Aunque yo esté arriba y tú abajo. Aunque sea físicamente imposible notar el humo que sale de tus labios. Te beso mentalmente en la distancia. Nadie sabe. Y a nadie le importa. Y eso me hace sonreír.
17:26, señalan los carteles luminosos cercanos a tu tren. Voz informativa anunciando la próxima salida, 55 decibelios aprox.
Mientras apagas el cigarro no dejas de clavarme tus ojos. Mi mente en blanco desaparece y deja paso a la angustia.
Encendido de la compleja maquinaria del tren. Ruido: aproximadamente 60 decibelios. Tono: grave. Hora: 17:27.
Te das la vuelta aunque no dejas de mirar atrás. Sigues caminando hacia «tu» segundo vagón, el penúltimo para mí. Curiosa la relatividad. Ya solo distingo tu figura por tu melena al viento y tus andares, me los conozco tan bien como las esquelas de los paquetes de tabaco. Y el corazón se acelera. Y la tensión sube.
Tamaño del billete: 10×25 centímetros. Temperatura de la barandilla: ambiente. Temperatura ambiente: 8º. Ráfagas de viento. Lluvia continua. 17:28.
Te metes en ese tren no sin antes despedirte con un ligero gesto. Busco algo que abrazar y me meto las manos en los bolsillos.
17:29.
Espero.
17:30. Rugido del tren a 70 decibelios, cierre hermético de puertas, se apaga el letrero luminoso.
El tren arranca pero aún no se cerró el telón. Y vuelvo a odiar al mundo. Y vuelvo a quererte. Y vuelvo a pensar lo mismo que a las 16:30, que tengo cosas que hacer. Y vuelvo a odiar al mundo. Y vuelvo a quererte.
17:31. Vacía vía 4.
Vacía yo. Guardaré mi humanidad en un cajón lleno de recuerdos, jadeos y gemidos, para poder sacarla reluciente a tu vuelta. El paralelismo de los raíles que se pierden al fondo sugiere mi relación con los restantes y putrefactos seres humanos. Aburrimiento. Dejadez. Desidia. Falsas promesas. El cruce es ese punto en el que tú y yo separamos los engranajes de los relojes y creamos un territorio aparte, ¿te acuerdas? Invisible. Fuerte. Imprescindible.
17:32.
Ya no llueve, ya no hay nada, ya solo quedo atrapada dentro de mi propia racionalidad esperando a que me rescates pronto. Mientras tanto, seguiré midiendo la vida en metros, decibelios, kilómetros/hora y demás magnitudes absurdas.
Absurdo…absurdo es vivir sin notar tu respiración.
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Pues eso, tanto foro y tanta leche pero tocaba publicar o algo, no? xD
No me suele molar el rollo hiperdescriptivo, pero aquí tiene su justificación (y es que sin detalles no hay relato je).
Aleeeeeeee.
Yo tampoco soy forofa de las hiperdescripciones… pero este relato te ha quedado guapo!
Te ha quedado muy bien el realto, si señora!
Tiene mucho gancho y dejas que el lector se coma el coco pensando en un posible desenlace y en un posible preludio. Mola 🙂
Pues sí que está bien sí, sobre todo el planteamiento. Personalmente me encanta que todo vaya milimetrado, aunque no lo quiera admitir, así que me parece que te voy a felicitar por un buen trabajo. Espero ver más! Un saludo!
Qué bueno el final! Qué bueno el final! Me estaba rayando ya con ese doble estilo, sin saber a cuento de qué venía y justo al final lo entiendo todo! Muy muy bueno, señorita Comolesjode.
me ha gustado muchisimo. ese acercamiento a la lectura a tiempo real me llama mucho la atencion, y el tono neutro con el que escribes, muestra la hartura de la protagonista.
en serio, es genial.
amelie…
en tan pocas líneas te conviertes en meteorólogo, detective, arquitecto, ingeniero, cronometrista, revisor de billetes…. en todo menos en lo que quieres.
pero sobre todo te conviertes en escritora
Joder, me ha conmovido.
Mecánico, sistemático, preciso… pero a la vez intenso. Me encanta cómo te ha quedado.
A veces hay que elegir entre racionalidad y sentimientos, surge el dilema… La vida cambia con cada paso, cada segundo cuenta, la medicion de las cosas solo nos permite un entendimiento mas profundo de las mismas, pero… si conoces mas tu entorno, te conoces mas a ti mismo?
Me ha gustado mucho.