La creación (Según JDLRM)
- publicado el 02/05/2016
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La luz en la oscuridad puede ser más oscura (2 de 5)
Parte 1 aquí
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– Libro…bayetilla…
Su rostro se mostro melancólico, temiendo que volvería a suceder.
-Ah, sí… ¿Para qué lo quieres?
– Para Carlos, se lo había guardado.
La tristeza cambio por un sentimiento de tranquilidad opaca y a la vez piedad.
-Ah, lo dejé guardado aquí, bajo las escaleras en la caja fuerte.
– ¿Y para qué lo habías dejado ahí?
– Por seguridad…por la seguridad del libro. <Y la de nosotros, de ti especialmente>, pensó aclarando su garganta.
–Déjame sacarlo.
Con un poco de esfuerzo, se inclinó y giro la perrilla de la caja fuerte mientras Roberto repetía en silencio los números. La sacó fácilmente y la puso bajo su brazo izquierdo, además del libro, sólo guardaban un cofre con el dinero de la semana.
La caja de madera había sido pintada con tintilla color caoba, dándole un toque elegante a las vetas naturales. La terminación denotaba un esfuerzo considerable, una inversión módica en dinero pero significativa en tiempo. Antes de terminar de cerrar la pequeña puerta, vio arrebatada la caja con fuerza, pese a esto no reaccionó, quizás porque esperaba que todo acabara muy pronto.
Mauricio acariciaba la caja con sus manos y su mirada, su rostro recordaba un amante obsesionado. Pasaron siete minutos y la necesidad de parpadear hizo que levantara la mirada hacía Carlos, quien estaba también absorto pero en la expresión de su amigo.
– Este es, tómelo.
Estiró la caja sin perderla de vista, temiendo que pudiera volar si la soltaba antes de que Carlos la hubiera tomado. Al soltarla el rostro de Mauricio pareció relajarse, como un campista al llegar a su destino después de un largo viaje. Aunque trató de buscar lo que tanto había llamado la atención de su amigo, sólo veía una pequeña caja de madera de peso mediano y cierre broche.
Antes de destaparlo suspiró profundamente, < ¿está nervioso no por la caja sino el contenido?>, pero antes de responder su pregunta, sus manos levantaron la cubierta y vio una bayetilla color rojo vivo cubriendo una forma rectangular, su tamaño: dos centímetros menos del volumen de la caja. Miró a Roberto, sus ojos habían perdido la chispa oscura y volvían a ser los del pacificador que había conocido buscando libros en una jornada matutina. Por el contrario, los ojos de Mauricio seguían sumergidos en una tristeza culpable.
Su mirada regreso al contenido de la caja, tomo la bayetilla del borde inferior y tiro suavemente. Poco a poco brotó un empastado en cuero color café oscuro, su desgaste lo mostraba como un libro bastante antiguo, no había título en la portada. <La portada no es> pensó pasando la mirada rápidamente del libro a Mauricio, a Roberto, al libro. Paso la mano por la portada como solía hacerlo con todos los libros antes de comprar, sentía que el tacto le diría más si valdría la pena que la reseña de las solapas. Dejo la caja a un lado y lo giró hasta observar todos los ángulos posibles. Parecía una costumbre, pero antes de abrirlo miro a sus acompañantes, al no notar cambio alguno en sus miradas ni actitudes, giró levemente la cabeza y levanto la tapa: Al Azif.
– ¿El Necronomicón? –
– ¿Lo conoce? Preguntó Mauricio tornando su preocupación en expectativa.
– Si… conocerlo, conocerlo no. He escuchado de él, leí algunos cuentos de Lovecraft y he visto algunas películas sobre el libro, incluso vi una edición pero me pareció demasiado fantasiosa, sólo eran dibujos y los supuestos conjuros.
– Este es el original.
Espeto Roberto con una sonrisa. – El original.
– Si claro… un libro que no existe y esta es la versión original, buena esa Robertico.
La sonrisa se borro y redujo la distancia a 10 centímetros. – Es el original, la persona que me lo regaló me dijo que lo había conseguido en una librería en Grecia. Un barco naufragó, nadie sobrevivió, transportaban entre otras cosas libros y este estaba cerca a una caldera, un tripulante lo quería quemar.
– ¿Pero me acabo de decir que nadie sobrevivió?
– Era el bodeguero del barco. Después de que le quitaron el libro, pidió algo para beber, le dieron una cerveza, bebió dos tragos y luego rompió la botella. Los oficiales del puerto pensaron que los iba a atacar pero dijo: “lo intenté, Dios sabe que lo intenté”, y se cortó la garganta.
– No creo que sea verdad. Además, ¿se lo regalaron?, ¿regalaron un libro original y único?
Preguntó Carlos con escepticismo, esperando una risa ahogada de Roberto mientras decía <te dije Mauricio que caería, ¿qué tal mi actuación?, ¿la de Mauricio?… somos muy buenos. ¿El libro?, lo hizo un amigo, es en realidad una colección de hojas de periódico>.
– Eso dicen.
Comentó Mauricio atajando la respuesta malhumorada de Roberto. – Dicen que ha pasado de país en país, nunca lo han vendido, siempre regalado. La persona que se lo regaló a Mauricio es de una librería del centro, donde venden libros usados. Entramos a mirar como de costumbre, cuando saludamos el encargado miró fijamente a Roberto, algo que me pareció extraño pero no le presté mucha atención. Mientras mirábamos los estantes nos dijo que por cada dos libros que compráramos nos regalaría un tercero, nos pareció una muy buena oferta así que empezamos a mirar. Después de media hora no encontramos nada que valiera la pena, así que nos dispusimos a salir, pero el encargado nos detuvo diciendo que nos regalaría un libro si llevábamos otro. Así que repasamos las secciones que cada uno preferimos, el filosofía y yo historia, Mauricio no encontró nada pero yo sí, desgraciada mi vida que sí.
Se detuvo un momento para tomar aire, aunque parecía más para suspirar. – Le dijimos que agradecimos su cortesía pero que no podíamos aceptar. Pero antes de…
Se vio interrumpido por una cabeza barbada asomada en la puerta de la bodega. –Disculpen, ¿señor González? Vengo de Editorial Mundo Viejo, traigo el pedido de Agosto y Septiembre.
– Claro…hoy es 1 de Agosto…Roberto, ¿podrías atenderlo por favor?
– Si, seguro.
—Diego Rodríguez. 2009—
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vaya vaya! el necronomicón! esto son palabras mayores.
Espero las siguientes partes! (y si no te importa, te comentaré críticamente el relato cuando llegue el final)
Así es :D… te cuento que ya terminé la tercera parte y la estoy revisando antes de publicarla. 😀
Y por favor comenta todo lo que consideres!!! 😀
Mucho mejor que el anterior, un par del faltas ortográficas, pero la redaccion esta mucho mejor.
Lo leiste en voz alta? Ya no tienes ese problema, asi que entiendo que sí.
Espero con ganas el siguiente!!!
Faltas:
AH, sí,… para que lo quieres.
¿Y por qué lo habías dejado AHÍ?
Gracias, la idea es seguir practicando y mejorando. Estaré atento a los comentarios!