Avanzan todos en masa… »¡¡AURRELARI-TALDE!!» corean todos, tras el grito del que parece el cabecilla.

Visten trapos y sus cabellos son sucios, largos y negros como la noche.

La calle esta bloqueada por ambos costados, cubiertos por los contenedores en llamas que ellos mismos usan de escudo.

Avanzan sin parar, como si no les importase pasar semanas en el calabozo por una tontería tal como la que estaban cometiendo. Llueve, como es habitual en Bilbao, aun fluyendo la dulce primavera de Mayo.

Vuelan hacia ellos las pelotas de goma y los gases lacrimogenos.

Vuelan, muy torpemente, los cocteles Molotov hacia nosotros.

Una botella que hace un par de horas seguramente estuviese llena de kalimotxo me golpea la cabeza y se rompe en mil pedazos.

De pronto toda la calle, gris y empapada, se torna irreal. Una bruma se cierne sobre mi cerebros y todo se apaga.

Mis compañeros no tienen tiempo de atenderme y se lanzan contra el enemigo.

»Ellos pueden ganarnos en la distancia, con sus piedras y sus cocteles – nos dijo un dia el inspector – pero en el cuerpo a cuerpo vale mas un buen golpe de porra en la nuca que un navajazo, por lo tanto debeis buscar siempre el contacto fisico»

Y tiene razón, por lo que parece.

El enemigo se desvanece entre gritos y se retuerce por las resbaladizas calles.

Un compañero me levanta porfin y me dice que hemos ganado, que ya hasta mañana no molestarían mas.

»¿No van a parar hasta que les den la independencia, estos cabrones?» – le pregunto

»Las cosas aquí son así, tu intenta no meterte en politica, Xabi, que al final es peor».

Como es habitual, volvemos al cuartelillo y nos dan la noche de descanso a los heridos leves, los graves estaran meses de baja. ¡Qué suerte la suya!

Nos quitamos los uniformes y salimos, agazapados, por la puerta de atrás.

Es una cuestión de precaución, ¿quién te dice que si te ve la cara alguno de esos asesinos no te van a seguir hasta tu casa y matarte?.

Esta ciudad es un puto infierno. La gente vive acojonada y a mi me da la impresion de que el gobierno »pasa».

Enfin. Lo unico que busco es llegar pronto a mi casa, besar a mi mujer y abrazar a mis hijas.

Hoy es el cumple de la pequeña. Cumple ya 15 años, pero para mi sigue siendo una niña, cosa que siempre que puede me reprocha.

Camino vacilante hacia la acera procurando no resbalarme con la lluvia que se propaga por toda la carretera.

Entro en mi coche (un Seat Ibiza bastante antiguo) y descubro anonadado una notita en el parabrisa en la que se puede leer: »ETA HILARAZI GALDU».

ETA te quiere matar.

Por unos segundos no respiro.

Me subo, asustado, al cohe y miro a mi alrededor.

Tengo que salir de aquí…

Tengo que alejarme, llegar a casa.

Procurar que nadie me siga…

»Cuando vuelves a tu casa es el momento que el asesino elige para actuar, es así desde hace años y siempre va a ser así. Cuando sales de tu casa, el no sabe a donde vas ni a que hora volverás, pero sabe que vas a volver en algun momento, así que te espera, normalmente desde dentro de un vehículo, hasta que apareces» – indicaba el profesor el segundo dia de formación de la Ertzaintza.

Meto la llave y giro hacia la derecha. Algo suena raro dentro del coche. Reconozco ese sonido. Es parecido a un clask. Significa que han conectado un explosivo al motor.

El coche explota y lo que queda de el se quema poco a poco.

El fuego desafia la atronadora tormenta que se cierne sobre la capital de Euskadi.

¡Qué hijos de puta!

¿Y después? Después nada.

Una victima mas, con motivo de la »INDEPENDENTZIA ENERAE EUSKALERRIA.» según dicen ellos.

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