Primera historieta

La mañana despertaba del profundo sueño que cada día la hace yacer en su colchón de tierra al otro lado del hemisferio. El horizonte se divisaba como una estampa casi tétrica, aun oscuro, como un negro telón ribeteado con el naranja de un alba frío, helador, paralizante, cuando Allan fue citado por su superior, un hombre serio, calculador y soberbio, aunque justo en el fondo. La empresa requería un representante ladino y sagaz que consiguiese mediante el diálogo obtener una serie de ventajas que permitirian la expansión de esta por distintas partes de Francia. El destino de Allan era Saint Lô, ciudad situada a un par de días al Oeste del París natal de Allan. Partiría al amanecer del día siguiente.

Ese amanecer tuvo lugar y tras un largo y pesado viaje envuelto en el traqueteo de las ruedas del carruaje, Allan llegó a Saint Lô. Su primera acción una vez hubo llegado, fue escribir una carta a su mujer, Renée, de morena cabellera y sedosa piel blanca, con el fin de anunciarle la tranquilidad del viaje y lo propicio de su llegada.

Tras quince días de duro trabajo y tensas negociaciones, Allan recibió una carta de Renée de la cual por su trazo y salpicaduras de tinta pudo ser conocedor del estado de ansiedad y pavor en el que se encontraba pues varios días atrás recibió una rosa empapada en sangre acompañada  de un puñal y un pequeño escrito en el que rezaba:  Serás tú nubil Renée, quien con este puñal desgarres el corazón de tu esposo.

Tras recibir y leer la epístola, Allan, líbido como la nieve, partió de vuelta sopesando si le habría ocurrido algo a su amada Renée, futura madre de sus hijos y motivación y sentido de su vida.

Por fin llegó, carente de descanso y sueño, a París donde a falta de tiempo corrió hasta su morada, ascendiendo los escalones que llevaban a la entrada de tres en tres. Abriendo la puerta con las manos temblando logró entrar en casa y llegar a la habitación donde él y su mujer dormían, y donde envuelta en un charco de sangre descansaba Renée, con el pecho atravesado por un puñal que destrozaba en tres partes un colgante de plata en forma de corazón que Allan le había regalado el día de su boda.

El terror pudo con ella…

Tras contemplar tan horripilante escena el corazón de Allan reventó sordamente, mas no de cansancio ni de nerviosismo, si no de amor y pena pues en ese hermoso colgante ahora roto y ensangrentado descansaba la verdadera esencia de su corazón carnal.

garciavillanova
Últimas entradas de garciavillanova (ver todo)

1 Comentario

  1. Elsintoma dice:

    si señor
    No tengo conocimiento suficiente para decirte hasta que punto es literariamente buena pero me sobra para decirte que me gusta.
    Auque el genero negro no me atraiga especialmente,esta muy bien, ademas a la gente de por aqui les gusta bastante, el genero, la historia aún la tienen que comentar pero seguro que va a tener buena acogida 😀
    Bienvenido Gustavoska

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada