La tripulación del Cuervo Negro...
- publicado el 29/01/2009
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El Vuelo del Cuerpo (Parte II)
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La operación marchaba bien. Habían conseguido encontrar las minas abandonadas con facilidad gracias al mapa que les había facilitado Walter, el alcalde. La llegada hasta allí fue sencilla. Dirk, Wyatt, Hoban y «Quick Mickey» iban en la Sky Surfer, la vieja nave de Wyatt, un modelo mucho más pequeño que «el Cuervo» pero, a diferencia de éste, con armamento. Así pues lo usaban como caza o transporte ligero, cuando dejaban la lanzadera que no estaba ocupada por Arhyssa.
Wyatt se quedó al cargo del caza, mientras Michael y Dirk entraban en el complejo. Hoban iba detrás de éstos con la mochila de las cargas a la espalda, avanzando un poco más lento. El capitán confiaba en que los delincuentes no fuesen más que un hatajo de borrachos y que no se esperarían una trampa como la que pensaban tenderles. Por eso esperaron hasta que se hiciera de noche para realizar la operación, cuando estuviesen durmiendo plácidamente. Por la cabeza de Van Ulrich sólo pasaba una y otra vez la imagen de los pobres desgraciados despertandose con el sonido de las explosiones. Este pensamiento conseguía arrancarle una sonrísa facilona.
Avanzaron hasta un lugar donde se abría una gran explanada. Antes era el patio del complejo, el lugar a donde se sacaban los minerales extraidos y se clasificaban y preparaban para el transporte. Ahora era usado como hangar improvisado para las dos naves ligeras.
Michael avanzaba el primero, con el revolver en la mano, agachado para evitar que algún posible guardia les avistara. Se detuvo detrás de unos bidones y les hizo una seña a sus compañeros para que avanzaran hacia él.
– Capitán – dijo el encargado de seguridad – esto será pan comido.– Le dió la vuelta a la pistola colocando por delante la culata. – Noqueamos al guardia y cubrimos al chico para que coloque las cargas.
Hoban de nuevo fue a responder, levantando un poco la mano, pero fue interrumpido por Dirk.
– No te olvides del plan. Una de ellas nos la llevamos para venderla en el siguiente planeta. Y me llevaría las dos si tuviese suficiente espacio en la bodega del Cuervo.- La cara de resignación del capitán demostraba que le dolía realmente deshacerse de dinero fácil.
– Muy bien, cap. Usted dirá ¿Cuál de las dos le gusta más o le parece que pueda ser mejor botín?
Dirk levantó la cabeza por encima de los bidones tratando de ver cuál parecía estar en mejor estado. Las dos naves eran quizás un poco más grande de lo que Van Ulrich había podido preveer, pero no importaba mucho. Ambas estaban viejas y parecían oxidadas con una forma que recordaba a los viejos helicópteros de combate, pero sin hélices. Tenían, por lo que pudo apreciar, motores de reacción. Eso significaba que sólo podrían usarse en distancias cortas, puesto que las naves interplanetarias disponían de motores de pulso. Si estuviera Minek aquí sabría decirmelo con seguridad, pensó el capitán. Tenían pequeñas alas a los lados, seguramente relacionadas con la estabilidad al entrar en atmósfera y además como soporte para el armamento, un par de cañones automáticos bajo cada una de ellas.
La única diferencia que encontró fue que uno de las naves parecía tener los motores más ennegrecidos, así que se basó en eso para su elección. Hizo un gesto con la mano para indicar que se llevarían la más alejada de su posición.
– Vamos chavalotes – susurró el capitán – no podemos fallar, sólo tenemos un intento. Confío en vosotros. A mi señal.
Ésta frase no hizo sino poner más nervioso a Hoban. Era su primera incursión desde que se uniera a la tripulación del cuervo, y el hecho de llevar una carga explosiva a la espalda no era un factor que le ayudara mucho a retener la tensión. Pero siempre había sido un chaval confiado y la voz no le tembló cuando se dirigió al capitán Van Ulrich.
– Señor, sigo pensando que si vamos los tres es más sencillo que nos descubran. – Hoban era muy sigiloso, se había acostumbrado a moverse entre las sombras de la noche para poder sobrevivir. Pero a ojos de éste, era extraño que los bandidos no se hubiesen despertado ya con el sonido que hacían los dos grandes hombres que le acompañaban. Un ronquido proveniente de la choza le hizo darse cuenta de que aún no estaban en peligro. Así que continuó. – ¿Por qué no os centrais en cómo salir de aquí con la nave 2 y me dejais a mi que coloque las cargas?
Pero Michael, temiéndose el perderse la diversión, volvió a cortarle.
– No hay más que hablar, tú encargate de las explosiones mientras yo noqueo al guardia.
– No te arriesgues a despertar a nadie si no es necesario – Contestó el capitán ante la cara de protesta de Michael. E hizo el gesto con la mano para que avanzaran.
Champinon. 16 de enero de 2010
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una pregunta: un atajo de borrachos… ¿es el mejor camino para los que van pedo? ¿la forma más rápida de emboracharse? ¿O querías decir un HATAJO de borrachos?
tengo otra pregunta: ¿por qué los diálogos en negrita y la narración en normal y no al revés?
y la última pregunta: ¿cuándo pones el siguiente capítulo? ¿esperabas que te comentara yo? 😉
sigue así, Champi, estás forjando algo grande.
Pregunta numero 1: Toda la razón el mundo, voy a cambiarlo.
Pregunta numero 2: Narracion normal, diálogo negrita, pensamiento cursiva.
Pregunta numero 3: En realidad esperaba que me comentaras. En un par de dias saco el siguiente, que estoy de examenes.