Tiempo al tiempo, tiempo a la templanza
- publicado el 23/06/2015
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Los misteriosos misterios de Lillibeth (Parte 2)
Era Lil.
Y ser Lil, significaba ser la jefa de la pandilla, ser una chica dura, y sobre todo, no permitir que los demás pasasen a “su” territorio.
Por eso no entendía cómo se había dejado convencer aquélla tarde. Y por eso esa noche sentía cómo sus sentimientos permanecían encontrados hacia sus… Sus… ¿Eran amigos?
Nah… ¡Ellos eran camaradas de combate!
Claro, eso sería. “Camaradas”.
Últimamente se había aficionado a las películas bélicas, y posiblemente aquéllo le revolviese más la cabeza de lo que ya estaba.
Pero era feliz así, y era lo que contaba. Bueno, era feliz siempre y cuando no acabase castigada como estaba segura de que acabaría esta vez, de no encontrar una rápida solución…
Se revolcó a un lado y a otro, en el suelo, empezando a pensar ya más en dormir, que en cualquier otra cosa. Un bostezo se coló entre sus labios, y le hizo decidir que, definitivamente, ya era hora de meterse en la cama. A duras penas se levantó del suelo, se trenzó su pelirroja cabellera en un tiempo récord, y arrastrándose tomó del suelo (no recordaba cómo había acabado ahí), una especie de peluche con forma de gato que ella misma se había hecho y que era el único muñeco sano que se podía encontrar en la habitación, (a todas sus barbies les faltaban alguna parte de su cuerpo, o pelo, y aunque sus padres la habían reprendido por ello en su momento por ello, había llegado un momento en que simplemente lo habían dejado pasar, cuando, un día de reprimenda, Lil se había defendido diciendo que “era una simple manifestación de su creatividad”, cosa que… Bueno… dejaría a más de uno fuera de lugar, dando el hecho, sin duda alguna, por perdido).
Miró a la Sra. Darcy, quien aún no se había movido de su cama, y señaló:
-Buenas noches… Te quiero aunque no me des consejos.-Le acarició una oreja, y luego la otra, le besó la cabeza tricolor, y se metió entre las sábanas. La gata dejó que la niña se acomodase, para luego acurrucarse contra ella, aunque no demasiado cerca, aún hacía calor para que durmiesen muy juntas.
Los últimos días del verano tocaban a su fin. Las noches empezaban ya a ser un poco más frescas y pronto, Lil habría de empezar a utilizar la colcha a fin de no resfriarse.
Alzando la mirada hacia el techo negro, lleno de pegatinas fluorescentes de estrellas, Lil decidió que le gustaría ser astronauta. Y aunque aquéllo no tuviese que ver con el problema del avión que “había engullido el árbol”, le hizo sentirse más cómoda y segura esa noche. Ya llamaría a Pam, Dan y Tim. Y quizás también a Kay, si es que aún quería juntarse con ellos, claro.
Tenía suerte que su padre no estaba en casa. Ni lo estaría hasta el lunes. Era un hombre “trajeado y sin tiempo”, como lo llamaba Lil, y aunque la mayoría de las veces eso no le hacía ni pizca de gracia, porque nunca podía estar allí para jugar con ella, aquélla vez era una especie de regalo divino.
Tenía tres días para arreglar el enredo.
Y esperaba no tener que llamar a los bomberos, a decir verdad.
-Los.. bomberos… no… vendrían, Sra.. Darcy… Así que… Ya… sabes… Piensa… Tres.. Dí… as...-Y sintiendo cómo el peso de sus párpados la hacía ceder, Lil cerró los ojos, traspasando así el umbral de los sueños, que era mil veces más divertido que pensar en cómo sacar un avión encallado en las ramas de un árbol alto, y sin que nadie se enterase salvo ellos cuatro y Kay. Y la Sra. Darcy, claro está.
Mientras permanecía en el mundo de Morfeo, (ya se sabe, el dios que hacía que “todos los niños que lo merecían tuviesen sueños”, y de quien Lil se jactaba de ser una de las preferidas, puesto que siempre tenía sueños increíbles, a veces quizás demasiado increíbles), la pequeña pelirroja acabó por llegar a una especie de conclusión:
¿Y si utilizaban cuerdas para escalar y trepar? Seguro que así no tenían que depender de nadie. Ni de los bomberos.
Decidió contárselo a Morfeo, quien siempre aparecía en algún momento de sus sueños, y quien al principio se tomó un poco a risa su plan:
-Claro, Lillibeth… Claro… ¡Pero ten cuidado no despiertes al duende del árbol! ¿Sabías que odia ser pisado? Tendrás que encontrar la forma de escalar en el aire…
-¡Tienes razón! ¡Caminar por el aire es la solución!
Una sonrisa se dibujó en el rostro dormido de Lil, justo cuando el sol comenzaba a alzarse.
Pronto sería un nuevo día.
Un día en que “la jefa de pandilla” tendría que obligar a todos trabajar duro, siempre y cuando quisiesen conservar su libertad, claro está…
De lo contrario, era mejor ni imaginarse lo que vendría a continuación…
Además, seguro que los demás preferían seguir pensando que lo que “pudiese venir” fuese un misterio.
Un verdadero y absoluto misterio…
- Una, dos, tres veces… - 09/11/2010
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¿Un avión? Menudo pollo está montando por un avión xDDD
Esta muy bien, metele acción…
¿POr qué esa obsesión por los nombres de tres letras? El unico largo, aparte de Morfeo, que no tiene mucho misterio, es el de la señora Darcy. Asi que todos tienen nombres de tres letras, menos el gato! xD
Obsesión por los nombres de tres letras? Yo? :O
Dónde?
Serás mentirosénido! >.<
xDDD
Gracias por el comentario :3
P.D.: Y no es gatO, es gatA… ¬¬
¡Me gusta! Sabes explorar la imaginación de un niño. Muy logrado. En realidad, no le veo fallos. Lo único que yo, personalmente, hubiera metido es algo más de fantasía, aunque fuera a través de los pensamientos de la prota. Es decir, más exagerado todo. Pero es lo que hubiera hecho yo personalmente.
¡Un saludo!
Graciaaas por tu comentariouu!! : D
Respecto a lo de la fantasía, si sigo con el relato, tendré en cuenta tu opinión, y lo exageraré un poco más, a ver qué tal queda ^^
Saludos!