El armario.

Comienza el viaje. Tengo ganas y poco miedo de andar por el camino de la verdad. La ilusión acompaña mi mano hacia el pomo de la puerta. Me ahogo, tengo que salir. No me tiembla el pulso, solo el corazón en cada uno de sus latidos. El universo espera mi viaje tras la puerta, tras este pomo que aferro con fuerzas y ganas de abrir de una vez por todas. No puedo respirar. Salgo, camino firme. Pongo un pie en el suelo y avanzo despacio por la madera que cruje en mi habitación. Giro sobre mi misma y miro la cárcel decorativa en la que durante tantos años estuve presa. Al fondo queda la oscuridad del búnker de la  vergüenza. Junto a mi, en nuestro viaje esta Ella, la luz que durante tantos años tristes jamás encontré dentro de mi armario.

Pablo Maria Meneses
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1 Comentario

  1. Yizeh dice:

    Muy interesante microrrelato. Entonces hay que salir de ese armario, ¿no? La luz siempre tiene la razón.

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