El revuelto de setas.

Hace ya tres días que Carmen me dejó. Cuando enfermó de Alzheimer, nuestros hijos propusieron que la internase en una residencia a lo que yo me opuse. Sólo mi nieta Ana se ofreció a cuidarla conmigo porque decía que así podía devolverle una parte pequeña de los cuidados que ella le había dado. 
En los momentos en que Carmen parecía estar consciente notaba en sus ojos la alegría por la presencia de su nieta, aunque enseguida cambiaban a una mezcla de extrañeza y pena, por no ver a ninguno de nuestros hijos que habían decidido no ir a verla, ¿para qué?
Sin mi esposa, ya no quiero vivir. Aunque mi nieta Ana comentó que ella me cuidaría, me negué y mis hijos también lo hicieron. Mañana, van a internarme en una residencia … O eso creen. Hoy me preparé un revuelto de setas … de amanitas phalloides. ¡Estaba exquisito!

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