Silencio
- publicado el 22/05/2014
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Visitas al cementerio.
Hace ya más de cuarenta años, cuando era niño, una tía mía, muy devota y creyente, tenía la costumbre de ir todos los domingos a rezar a sus padres, -mis abuelos-, enterrados en el cementerio de mi ciudad. Y, de acuerdo con mi madre, la acompañábamos, mis hermanos y yo, en esa visita dominical. Para mí, representaba un momento de desasosiego y de gran temor, porque me había enterado de que en una caseta que había a la entrada era donde se hacían las autopsias a las personas que habían muerto por causas no naturales. Las mañanas en las que había gente alrededor de la caseta, yo ya sabía que se estaba haciendo alguna autopsia y me imaginaba un cuerpo al que se abría en la mesa de operaciones, para sacarle todos sus órganos, para analizarlos. Esa noche no podía dormirme y, aún hoy, hay días que tengo pesadillas, provocadas por aquellas visitas, para mí terroríficas.
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¡Prior! ¿Por qué no te animas a presentarte al concurso?
Gracias, pero me faltan facultades para realizar un relato medianamente pasable que tenga más de doscientas palabras. Cuando se decida convocar concursos de microrrelatos, ahí si que seguro que participaré. Un saludo.