Mar rojo.

Las truculentas aguas se convirtieron en campo de batalla. Los cánticos de las Sirenas desembocaban esta vez, en cantos de guerra.  Se alzaban en armas contra sus más acérrimas enemigas; las Ninfas, que escoltadas por espantosas criaturas, a las que sometían con sus diabólicos encantos, les hacían frente en una lucha encarnizada. Jamás habrían podido imaginar que esto acabaría en semejante baño de sangre. Siglos de convivencia en paz y armonía entre ambos clanes, se derrumbaban ahora por conseguir un objetivo preciado para ellas, pero absurdo e inútil. El amor de los hombres

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