«Estatuas vivas»

El grito del pasado encarnado en una cara sin rostro, una historia que cuelga de la fina cuerda de la memoria del tiempo. Resiste su busto desnudo a la presencia felina del frío invierno. Nada logra perturbar su porte de criatura mitológica. El eco de su voz muda  cae en las paredes del olvido. Un cuerpo sin alma, diseñado con el fuerte golpe de la arrogancia del cincel.

  Estructuras frías que hablan de siglos muertos. Representando la encarnación de hechos grabado en piedras que han de convertirse en polvo. Su postura desdeñosa sobrevive al naufragio del pasado, sin sentir los pasos agitados del presente y sin esperar nada del futuro.

Jean Olivo
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