ATRAPANDO LA LUZ.

Los niños jugaban a atrapar la luz sin conseguirlo. Aún así no cesaban en el intento. Sabían que no lo podían conseguir pero lo intentaban cada vez que veían esa pequeña luminaria de hermoso tono blanquecino.

Y cuando pensaban que podían lograrlo, la luz se escabullía por cualquier rendija dejando a los chiquillos con cara desangelada.

Pero, no se daban  por vencidos y volvían una y otra vez a la caza. Eran incansables, tenaces y persistentes. En cuanto volvía a aparecer la luz, allí estaban ellos tratando de cogerla.

Ma Dolores Alvarez
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