SONETO SACRO

Blandas nubes en tu pelo enredado

buscan un rayo que pierda el aliento;

en tu cuerpo desnudo, el firmamento;

Dos estrellas en tus ojos cerrados.

 

En tu pecho soy un dios entregado

que excitado solo espera el momento

de saciarse de tu néctar muy lento

y morir de lujurioso pecado.

 

Alcanzo la comunión más sagrada

libando tu piel, sustancia secreta,

refugiado en la cálida posada.

 

Y a fuerza de ser mi amante discreta,

solo atesoro en mente una cruzada:

ser tu siervo y  tu humilde poeta.

Soledad Garcia Garrido
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