La vida no es sueño

—Madre. Escribir teatro quiero.

— ¡Non sueñes despierto! Que eso es de nobles y gente con dinero.

—Pero madre, ¿ya está usted con genio?

—Hijo… Tus anhelos son non dignos en nuestro gremio.

—Si tierras a rebosar tuviéramos, buen comercio se haría y estudiare con esmero.

—Si tuviéramos tierras, ¿crees que tu padre fuera zapatero?

—En mi menester non cabe tal oficio.

—Hijo, te lo ruego, no des malos ratos.

— ¡Escribir teatro es mejor que coser zapatos!

— ¿Cómo ahora tenés ese anhelo?

—El tío Antón se me llevó a ver una comedia.

—Tu tío Antón… ¡El tontorrón! Que llena de pájaros a cada merced y luego ríase del montón.

—Madre, ¿por qué decís eso del tío?

—Por que tu tío, óyeme bien, es de los que prenden la lumbre si hay calor y dejan la puerta abierta si hay frío.

Ursula M. A.
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