Y SE ACUERDA MUCHO DE EL…

Recuerda cómo la enamoró

con su encanto, con su magia

con aquel brillo en sus ojos

por la manera en que hablaba.

 

Lo recuerda con ternura…

la que de niños se tiene…

con ese sabor tan dulce

que todavía por él siente.

 

Y se acuerda de su cara

de sus gestos, su mirada

de sus manos, sus andares

de su letra… de sus cartas.

 

De los guateques secretos

de aquellos bailes juntitos

con música de Los Beatles

los sábados… y domingos.

 

De las tardes en «La Jarra»

con alguna que otra «tapa»

y de los vinos de «pasas»…

¡chupitos! en «La Navarra».

 

Y recuerda el primer beso

cuando íba a «pasantía»

que la dejó «colocada»…

sin poder dar pié con bola.

 

Que subió cuatro peldaños

más ciega que una «colgada»

sin prestar más atenciones

que al techo de aquella sala.

 

Se acuerda cuando quedaban

los paseos que se daban…

y, cuando de vuelta a casa

que en el portal se besaban.

 

Que los besos no acababan

al último no llegaban…

no podían «despegarse»…

sus labios no les dejaban.

 

Aquel fué un amor de niños

como lo está siendo ahora…

alocado, incontrolado…

sin reglas, normas ¡ni nada!.

 

Aquel beso fué el culpable…

fué el primero, que no el último

los repitieron mil veces…

nunca se cansaban de ellos.

 

Se miraban… se besaban

siempre unidos de la mano

de pié o sentados lo hacían

y que a ella… enamoraban.

 

Aquellos besos primeros

que amar a ella enseñaban

tanto los guardó en su alma

y de EL… ¡sigue enamorada!.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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