Soy un cerdo

Es increíble.
Esta mañana me he despertado y no era yo. Era un cerdo.
Un cerdo.
Os preguntaréis cómo es posible que sea un cerdo de la noche a la mañana. Pues yo también. Pero tampoco es que me importe. Mi vida anterior no se diferenciaba mucho de ésta. El caso es que ahora soy un cerdo, y tendré que acostumbrarme a ello. Quién sabe, lo mismo mañana vuelvo a ser humano, y la verdad es que estoy mejor así.
Yo, como cerdo, no es que sea un gran cerdo. Soy bastante gordo, como todo marrano, pero no soy un cerdo que destaque por su tamaño. Tengo la piel rosa con manchas más oscuras, una orejas que cuelgan y que incluso me quitan visión y un rabito rosita enroscado bastante chiquitajo.
Vivo en una granja y estoy dentro de una cerca en la que hay un montón de paja y barro. Tenemos también una cuba de agua (bastante sucia, pero al menos no es garrafón) y un comedero lleno de una porquería viscosa que no sabe del todo mal. Aún no sé de cuánta gente dependemos, pero hay al menos una mujer, gorda, de piel grasienta y mofletes hinchados, con el pelo lacio encanecido, que viene cada pocas horas a vernos (incluso habla con algunos de nosotros).
Por lo visto no tenemos nombre, pero yo soy El De Las Manchas. A mis compañeros se refieren como El Gordo, El Chico o El Tuerto, por poner algún ejemplo. No es que sean malos compañeros, pero huelen bastante mal. Uno me ha intentado montar, lo cual me ha sorprendido.
No me ha sorprendido menos, desde luego, descubrir que soy una hembra. ¡Una hembra! Yo que era un humano viril y poderoso. Pero en fin, no se puede tener todo en esta vida. Como estaba un poco cachonda, he dejado que El Gordo termine montándome. Ha sido… no sé, diferente. No me imaginaba lo que era ser penetrada. Y hay que reconocer que los cerdos gastan un buen falo. El cochino en cuestión ha acabado la faena rapidito, y después se ha quedado gimiendo durante un buen rato. Pero un buen rato, ¿eh? Recuerdo que una vez leí algo acerca del orgasmo del cerdo, algo sobre que duraba media hora, ¿puede ser? Agraciado cabrón… yo me he quedado con las ganas, y ninguno de los demás parece estar muy por la labor. En fin, no todo van a ser maravillas…
El caso es que estoy feliz aquí. Todavía no sé si estoy soñando o si es todo una broma del destino. Pues vaya bromita. Tengo hambre, así que creo que voy a meter los morros en el comedero. O en el barro, a ver si encuentro algún bicho. Muchos os preguntaréis cómo puedo estar escribiendo esto si soy un cerdo, ¿verdad? Pues os jodéis, eso me lo llevo a la tumba. O al matadero, que todos los cerdos tenemos el mismo final.
Yizeh. 26 de Mayo de 2008
Yizeh Castejón
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