La Flecha de Fuego. Capítulo Final
- publicado el 11/08/2009
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Michelangelo Merisi da Caravaggio
Finales de Mayo de 1606. Caravaggio se encuentra delante de su espejo, con el entrecejo fruncido y la mirada desafiante de un loco perturbado. Porta una espada en una mano y una daga en la otra. Golpea repetidas veces a un rival imaginario. Por cada golpe lanza un grito amenazador, lleno de furia. Por cada grito, su cara se perfila más grotesca aun, con más odio. Cuanto más odio acumula en su cuerpo, más furiosos son sus golpes. Este círculo repetitivo se produce una y otra vez hasta dejarle exhausto.
Ranuccio Tomassoni le ha desafiado. No abiertamente, pero él se lo ha buscado. Le ha puesto la zarpa encima a Antonieta della Rossa, amante de Caravaggio. Caravaggio, de personalidad problemática y con el orgullo gravemente herido, ha desafiado a un duelo no legal a Tomassoni cerca de las pistas de tenis de la Via della Sdrofa.
Tomassoni es conocido en toda Roma por ser un hombre de negocios. Unos negocios bastante turbios. Entre otras cosas, es el chulo de muchas de las rameras de la ciudad. Entre ellas está Antonieta. Además, es un espadachín famoso.
Por el contrario, Caravaggio es sólo un pintor. Si bien tiene a los mecenas más poderosos de su parte, de poco le servirán en el duelo.
Ha llegado la hora. Caravaggio llega el primero junto con dos amigos. Tomassoni llega junto con tres. Los dos rivales no median palabra alguna. No son necesarias. La expresión facial de Caravaggio está llena de ira y rabia, con una mirada de locura muy psicótica. Tomassoni permanece tranquilo, casi despreocupado. No es su primer duelo. Más bien, la experiencia le precede.
Con un grito de guerra, Caravaggio carga con sus armas alargando los brazos e inclinando ligeramente el cuerpo hacia delante para asestar un golpe más potente. Por su parte, Tomassoni da un simple paso hacia atrás y le esquiva como a un niño furioso.
La balanza está muy desequilibrada. Se trata de una batalla entre la bestia contra su domador. Una bestia cegada por los celos, incapaz de pensar una táctica de combate, mientras que el domador la evita con todos sus años de práctica.
Caravaggio agarra con más fuerza sus armas, poniéndose blancos sus nudillos, y arremete contra su contrincante repetidas veces. Tomassoni ni se despeina. Esquiva todos y cada uno de los ataques con cierta gracia, aguardando a que Caravaggio baje la guardia.
No tiene que esperar mucho. En uno de sus golpes, Caravaggio deja su espalda desprotegida. Sin pensarlo dos veces, Tomassoni le asesta un golpe de gracia dirigido a un riñón. Para su sorpresa, Caravaggio interpone tórpemente su espada entre su espalda y el ataque letal, provocando un ruido ensordecedor al chocar los dos metales. Al siguiente movimiento, Caravaggio hunde su afilada daga en las vísceras de su enemigo.
Tomassoni cae al suelo. Todo el mundo mira expectante a Caravaggio, haciéndose un silencio sepulcral. El silencio se rompe cundo Caravaggio se da cuenta de que su contrincante no se puede levantar. Un chillido lleno de odio y de sed de sangre, propio del diablo, brota de la garganta de Caravaggio, dejando mostrar sus dientes desalineados y amarillentos, por los que salen cientos de perdigones de saliva que salpican a su víctima. Tomassoni respira angustiadamente, suplicando por su vida. Sus amigos no se atreven a intervenir.
Finalmente Caravaggio hunde su espada en el torso de Tomassoni y la saca babeante de sangre. El gesto de Caravaggio es de puro regocijo, con una mirada cruel y una sonrisa diabólica. Después de mirar en este estado a Tomassoni y a sus esbirros, se marcha junto con sus amigos.
Tomassoni es llevado a su casa, donde confiesa por última vez para limpiar su pecadora vida. Minutos después muere desangrado.
Caravaggio logra desaparecer gracias a sus mecenas. Por toda Roma cuelgan unos carteles con dos frases muy breves pero impactantes:
«Se busca a Michelangelo Merisi da Caravaggio por asesinato.
Trae su cabeza en un cesta y serás recompensado.»
Autor: Germán Pérez Campo, 28 de Agosto del 2008. Basado en hechos y personajes históricos, exceptuando a «Antonieta della Rossa», que no se conoce su nombre verdadero.
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Muy bueno, se nota que cuando están currados los relatos, salen bien. Me acojona tu capacidad para investigar, y sospecho que habrá más relatos históricos por tu parte.
Aún así, este me ha gustado menos que el del cuadro de Turner. Me da la impresión de que le falta énfasis en algunos párrafos (en los que hay sangre no, desde luego), pero puede que sea sólo una impresión mía.
De todas formas, es muy bueno. Con qué nos sorprenderas la próxima vez?
A mí me ha gustado, pero te recomiendo que amplíes un poco el vocabulario. Me refiero. Hay frases como «le puso la zarpa encima» que son demasiado coloquiales para la impresión que transmite el relato, que es de seriedad y de descripción; te recomiendo que busques otras maneras menos coloquiales de expresarte en este tipo de relatos, ayuda a que el lector no se desoriente durante la lectura.
Sospecho que al hacer críticas negativas vas a arremeter contra mí como un oso sin su yogur, pero bueno 🙂
Nada nos gusta más a los que escribimos que recibir una crítica. Eso nos ayuda a mejorar. De hecho, creo que nos cortamos mucho de decir qué nos ha gustado y qué no, y deberíamos ser más críticos, principalmente con nostros mismos. Estoy seguro, Kolin, de que ger agradece tu crítica.
Nada más lejos. Las críticas negativas nos ayudan a mejorar. Las positivas suelen ser por peloteo y poco pensadas (a no ser que realmente se las merezca).
De todas maneras, no creas que puse esa expresión por poner algo. De hecho, estaba buscando los elementos más parecidos a la «furia» y al «demonio», puesto que es la impresión que quería dar en todo el relato (la de Caravaggio fuera de control, poseido por el diablo).
Yo opino como kolin,… a pesar de lo k explicas, no se capta facilmente ese simil al leerlo rapido,…
En cuanto a las criticas negativas,… son el pan nuestro de cada dia,… cuantas mas,… mas tratas de evitarlas luego xD
Tambien opino k es peor k el de turner, y para mi peor k el de piratas, k me parece tu mejor relato. Pero aun asi, me encanta el hecho de k kada vez k escribes algo y yo no lo conozco me pongo a investigar como un loco para ver de kien se trataba,… y no me refiero a caravaggio k ya le conocia, xD
Yo creí que este iba a gustar más 🙁
Bueno, lo de la zarpa lo cambiaré, pero después de modificar el de «donde crecen los jardines».