Y en unos pocos minutos

un duende vino a mi casa

y con tu voz, él me hablaba

y yo feliz le escuchaba…

Fué algo que no esperaba

me sorprendió su presencia

porque nada más pensarte

apareció de la nada…

Y pasaron los segundos

y los minutos pasaron

como el vuelo de un halcón

cuando el viento lo acompaña.

La tarde se volvió corta

en un «pis-pas» fué pasando

entre risas, carcajadas

me tenías embobada.

Y me contaba «todito»

lo que yo quiero escucharte

el mismo tono de voz

igual que las mismas frases.

Me dijo que era feliz

de también a mí escucharme

¿qué te parece mi cielo?

esto sí que tiene magia.

Ese duende se escapó

de ese pecho grande, inmenso

y vino a abrazarme presto

porque te necesitaba…

Ahora cuidaré de dos

se me ha doblado el trabajo

pero es tan igual a tí…

¡que me será muy, muy fácil!.

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