DESEARTE
- publicado el 04/02/2014
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El llanto, la tristeza y su canción
Yo era aquella chiquilla con la mirada perdida. Me acuerdo de aquellas noches en las que mi padre llegaba borracho y pegaba a mi madre. Yo intentaba pasar desapercibida, pero no siempre lo conseguía. A veces sus exagerados enfados caían sobre mí.
Por las mañanas mi madre me culpaba. Me decía que cuando yo no existía mi padre no la pegaba. Decía que yo la avergonzaba.
Desde que puedo recordar, yo siempre he sido callada. Nunca he abierto la boca para hablar. Ni siquiera cuando me pegan. En el colegio los profesores y los alumnos se acostumbran a no hablarme, pues saben que no obtendrán respuesta.
Cuando me hice adolescente, mi padre nos abandonó. No le volvimos a ver jamás. Mi madre me culpó, como siempre. Me empezó a tratar como a una esclava. Era una especie de Cenicienta. Por las mañanas tenía que madrugar para tener todo limpio y para hacer el desayuno. Tenía que hacerlo todo perfecto o mi madre se enfadaría. Muchas veces ella estropeaba cosas aposta para luego regañarme diciendo que lo había hecho yo.
Para bien o para mal, los días fueron pasando rápidamente. Muy rápidamente. Siempre con la misma rutina, con la misma tristeza. Así hasta que un día mi vida cambió radicalmente.
Un día, mientras mi madre me estaba echando la bronca por haber roto el cuadro de la foto de mi padre, me vino a la cabeza una canción. Era una canción muy triste. Se me empezaron a salir las lágrimas de la tristeza que me entró. Mi madre se sorprendió, pues hacía muchos años que no lloraba. No obstante no dejó de regañarme y se empezó a reír de mí.
Por la noche abrí la ventana de mi cuarto. Cerré mis ojos y empecé a cantar. Canté la triste canción que me vino a la cabeza mientras mi madre me regañaba. Me tiré así varias horas, cantando por la ventana, bajo la plateada luz de la luna. Cantaba la canción más triste del mundo, bajo el brillo de esas estrellas de ahí arriba. Sin poder evitarlo empecé a llorar. Las lágrimas caían por mis mejillas, pero no dejé de cantar. Pasó el tiempo y me entró sueño. Un sueño muy profundo. Por primera vez en mi vida, tuve un sueño feliz.
A la mañana siguiente, me encontré a mi madre llorando en el sofá. Al parecer mi canción la había entristecido. Entre sollozos me pidió perdón. Desde entonces, no volvió a tratarme mal. Empezó a ser una madre de verdad y recuperamos el tiempo perdido. Se le había purificado el corazón.
A pesar de mi alegría, todas las noches abría mi ventana y cantaba. Noche tras noche, mi voz se oía a través de mi ventana. Siempre que alguien pasaba por debajo de ella, se quedaba escuchando, como hipnotizado. Había días que se formaban grupos muy grandes de gente. Lo más asombroso es que mi canción purificaba el corazón de todo aquel que la escuchara. Hasta tal punto que la gente se transformaba en gente llena de amor. Mi canción les purificaba el corazón.
Pronto el índice de criminalidad bajo. La gente era feliz. No había malos tratos, ni abusones, ni ladrones. Tampoco existían estafadores, ni asesinos ni borrachos. El odio dio paso al respeto y al afecto. Todo era como en un cuento de hadas. Todos éramos felices.
Empecé a dar conciertos en una iglesia bastante pequeña. No obstante, la noticia de mi canción purificadora, esa canción que te alegraba el corazón quitándote las penas, brotó y creció como una enredadera por toda la ciudad. Todo el mundo quería venir a escucharme.
Pronto empecé a dar conciertos por todo el país, y por toda América. Finalmente me llamaron para ir a Europa. Yo estaba ilusionadísima. Iba a ser el concierto más grande jamás dado en todo el mundo. Por primera vez iba a salir en televisión. Mi sueño de llevar la Paz al mundo iba cobrando más nitidez.
Llegó la hora del concierto. Estaba muy nerviosa. Subí los escalones del escenario y me dirigí al micrófono. Di las gracias mentalmente a mis padres por haberme dado la vida. Despegué los labios para cantar y… ¡Pum!
Una bala de un francotirador me atravesó el cráneo. Noté como mi cuerpo se caía al suelo. Cerré los ojos y morí intentando esbozar una sonrisa. Por lo visto no todo el mundo compartía mi mismo sueño de alcanzar la Paz mundial.
Era de noche. Una noche muy fría. Desde aquí arriba podía ver a la gente ir de aquí para allá como hormigas. Veía cómo la gente cometía crímenes. Les veía robar. Les veía matar. Mi corazón no podía aguantar más. Empecé a cantar una canción más triste aún que la anterior. Pero nadie me hacía caso. Desde ahí abajo no me podían escuchar.
Autor: Germán Pérez Campo, 31 de Agosto del 2008.
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muy bueno, el final kita el aliento, y deja una sensación de malestar… jeje, esté me ha gustado más que el último k pusiste. Tiene una escritura clara y nada cargante.
Lo único rarillo k le veo es que el cambio sea demasiado escabroso, hablas de ternura extrema y de repente ¡bam! y cambias el estilo lingüístico. Aunk seguramente lo hayas exo aposta, me ekivoco?
Juer qué triste…si que le pasan cosas a la niña,no? jeje.
yo hasta lo metería en cuento infantil -weno, no todos los cuentos infantiles son para niños, solo hay que ver el de lascivo y el Príncipe Gilipollas-, porque la protagonista es tan tan tan buena gente y está tan tan tan llena de amor que parece de un mundo de fantasía; y cuando empieza a bajar el índice de criminalidad y todo eso,es un cuento precioso, pero cuento. o en parábola (rollo parábola bíblica xD, porque eso de que su vieja cambiara de la noche a la mañana por la canción suena muy jesucristo, a la niña la putean y ella da la otra mejilla, mucho amor al prójimo veo por aquí ehhhh??? 😛 ).
Moraleja: si te tocan unos padres hijosdeputa, fúgate de casa y prepara tu venganza, que si no acabas como la muxaxa de la canción triste.
Jajaja, os tomo nota 🙂
Lo único que el final no es muy «infantil», por eso de que la niña ha acabado con una bala de francotirador en la cabeza…
Al final quería dar sensación de impotencia. La niña muere y no puede hacer nada por evitarlo. Una vez en el cielo, no puede evitar que la gente haga el mal, a pesar de tener una canción mejor que la anterior. A lo mejor con un altavoz…
jo, tio,es demasiao triste. Tienes razón, en infantil sería un poco cruel ponerlo. Como vengan padres buscando cuentos infantiles, los niños van a crecer y aconvertirse en asesinos en serie. Bueno, así se curten
Jajaja, HABLÓ el del príncipe gilipollas, sabes?
jaja, lo puse en infantil?? eso es para k los chavales aprendan y no piensen k la vida es un camino de rosas XD
Pues ya está, que aprendan también con la niña de la bala en la frente.
(digo,eh)
tu kieres pelea, no?
Mira miraaaaa no me hables.
si te gusta cantar te recomiendo un programa de karaoke muy bueno
me parece fantástico, jessie, muchas gracias, tronki
este cuento me encanto me llego al alma
este cuento esta muy bonito nomas ke kambia mucho al final por ke la pobre niña muere devio de ser un poko mas felis no
Pero esk si eso fuera asi de sencillo el mundo entero seria feliz por muchas otras cosas,… pero ya sabes, el primer problema del hombre es el propio hombre,…