¿Y qué si es demasiado pronto?

¿Y qué sí es demasiado pronto?

¿Hay acaso parámetros que cumplir?

No acepto estar al margen, no acepto un límite

impuesto a nuestras bocas, que son sabias

y están ansiosas de abrir paso a las palabras.

¡Ansiosas por confesar, decir, declarar!

No reconozco a esos que saben

cuando sí o cuando tal vez.

Esos, los que instauraron la condena

de esperar prudente, paciente y estúpidamente.

¿Esperar para qué?

¿Esperar a morir, a dejar de existir en tus ojos?

No me arriesgaré a que tus chulos ojos no brillen,

una vez que tus orejas frías lo escuchen.

No quiero perder la oportunidad de vivir, allá arriba

en el instante inmediato que me lo digas,

entre lo que quieras, como quieras y cuándo lo sientas.

Ahora lo sabes,

no voy a detenerte,

a callarte o a censurarte.

Ya de mi sistema se fueron las dudas viejas,

ya sólo nos quedan los días,

diciembre, y las noches para calentarnos.

¿Y qué sí alguno de los dos pensará,

pensó o piensa que sí es muy temprano?

Propongo que poco interese la indecisión,

la pausa en el otro.

Soy responsable en éste momento,

mientras lo escribo,

de hacer de tu conocimiento

que si digo que te amo mi amor,

no es cosa retórica vacía.

Amo desear tocarte hasta que explotes,

mordiendo mis hombros

o haciendo de mi cuerpo una contorsión,

posible nomas en nuestra cama.

De amor tengo mi boca llena,

labios vivos que de ti se mojan.

 

Afectivo, efectivo, sustancial.

Así es él te amo, que te envió.

 

e. e.

Edgar Eglon
Últimas entradas de Edgar Eglon (ver todo)

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada