Ella

Ella arrastra  su pena

– pesada y eterna –

como el reo  sus cadenas,

–  lentamente –

a empujones acompasados

con calculadas pausas para respirar

y avanzar de nuevo.

 

Ella arrastra su pena

– no se revela –

la cabeza inclinada con solemnidad

sobre el pecho,

de reojo, con miedo,

mira al cielo

temiendo descubrir un sol que no conoce.

 

Ella arrastra su pena

–  con dignidad y silencio –

con la dignidad

del desposeído de toda dignidad

con el silencio

del que nunca fue escuchado

del que ignora

el sonido de su voz

más  allá de sus oídos.

 

Ella arrastra su pena

–  con ternura –

y la siente

como siente el  puñal

que atraviesa su alma

y penetra una y otra vez

en una herida que ya no sangra.

Ella arrastra su  pena

y no entiende de  hoy o mañana

porque no espera  futuro

y no desea presente

 

Es ayer su existencia.

Ana Maria Rodriguez Ramos
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