Sombras
- publicado el 11/01/2009
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Un hombre bebe solo
Su mente es la copa y la sensibilidad añorada esa nota aguda que amenaza con quebrarla, con verter sueños de inerte rojo, hasta que la amenaza cobra vida.
El desafortunado mantel se ahoga en esa esencia violenta que nada y se desparrama como la conciencia de un ser derrotado sobre un lecho de espejismos. El rojo avanza pisando al rojo, siendo una y otra vez arrollado por una voluntad líquida y fragmentada que se ha convertido en marea; pero este sigue corriendo enajenado, buscando lenta, pero desesperadamente encaramarse al filo de la mesa.
Una mirada al vacío y ninguna oportunidad para aprender a volar ¡¡El rojo llueve!! ¡¡El rojo se hunde en el aire!! ¡¡El rojo se abraza al vacío!!…
El rojo…
se ha desmayado en el suelo y en su sueño lamenta haber volado sin alas, porque vendrán a limpiarle. Es un reproche dormido que ha caído más bajo que el suelo en el que se ha estrellado.
El hombre mira al rojo y pide otra copa. Una mano Amiga se la trae y se la llena de nuevo.
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Tuve que leerlo un par de veces para entenderlo realmente bien, y cuando terminé la segunda vez me impresionó la imagen mental que se me formó, a mi me resulta increíble como nos haces ver esos momentos. +1 😀
Realmente buenas y bien armadas las prosas poéticas que pones en esta web como, por ejemplo, este texto «carmesí». Algo enigmáticas algunas pero esa precisamente es su fuerza. Un saludo.