Ingratitud

 

 

 

            Cuando su épica novela estaba terminada, un huracán de censura, lo dejó sin su heroína, una valiente guerrillera.

            Buscó entre los escombros de  hojas desperdigadas, la encontró herida, magullada, llena de moretones, ella lo desconocía.

            Soy yo, tu autor_ le decía él  pacientemente.

         ¿Me recuerdas?

            Ella negaba con la cabeza y callaba. Algunas veces la vio llorando en silencio en la esquina de una hoja maltratada.

             Al pasar los días, su amnesia continuaba, no recordaba sus palabras ni sus líneas.

            ¡Déjame libre! _ le gritó ella suplicando. 

           Si un día te recuerdo, volveré, te doy mi palabra_ le aseguró entre llantos.

            Con mucha tristeza, la dejó ir entre montañas de libros sin terminar.

           Nunca volvió.

            Un día encontró a la ingrata en una novelita  de amor  de autor desconocido.

Camila
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