Media luna
- publicado el 23/07/2014
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Privatización
– ¿Do va vuacencia con tanto afán?
– A la feria de mi pueblo, en buena hora e si Dios me guía.
– Pues non será por aquí por do pase usted.
– ¿Por qué lo diz? Si aquesta via debria ser mía de las vezes que la anduve e las que la andaré – e díjose para sí: este amás de vestir esótica túnica e raro sombrero, de seguro que está chalado o es tonto de capirote.
– Vea, es que de ayer a hoy, estos parajes son de mi pertenencia e por questo camino nadie pasa sin mi venia.
– Me parece una abusión. Convusco fablaré desto. ¿Porqué obedecer a questa infamia?
– Aquestos ropajes que vuacé mira curioso son los de mi condición. Mago soy e de los buenos e con mi varita puedo causaros mucha malvestad. Obedeced e tomad esotra senda, que aquesta ya está vedada.
– Mire lo que le digo Don Mago: he contendido con infieles e moros en los Tercios de nuestra cristianísima Majestad e no va a acobardarme usted, por más falda estrellada que gaste.
– Aprecie mis faldrimientos y tiemble ante mi poder.
– No me asusta usted – pero para sí albedrió de tal guisa: pardiez con el malastrugo, menuda y supitaña tormenta y ventisca me ha echado encima. Faré de tripas corazón, que este caballero es más aleve que el Malo.
– Disculpe que me sonría, pero apreciará que su persona se cala hasta los huesos, pero a mi mis aguas no me tocan.
– Lo noto e no me amilanan sus poderes ni sus decires. Sálgase de mi camino que voy muy acuciado.
– Permítame que acreciente los vientos e remolinos e que faga que las lluvias no dejen ver el camino, aunque desde ya le digo que el permiso está concedido. Pero reconozco mi curiosidad: estoy mezclado de saber cómo llegará a destino
– El camino lo conozco como a la palma de mi mano, con los ojos cerrados lo recorro e le agradezco que se desmane de en medio. Et a su curiosidad le contesto con esta gran verda: llegar, llegaré seguro e sin dudas lo hare… mojao!
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