El guardián alienado

Era del pueblo, pero el pueblo no le amaba. Sólo le amaba, si puede decirse de esa manera, su rey. Le amaba porque le protegía a él y a la monarquía del pueblo. Pero el guardián era parte del pueblo frente al cual tenía que proteger a gobierno y gobernante.

No era, sin embargo, ciudadano completo, pues le habían robado sus derechos para que cumpliera mejor su deber. Así, no sólo debía proteger al gobierno y al gobernante del pueblo, al que él pertenecía en primera instancia, sino que además era envidioso del derecho que gozaba el resto del mismo.

– Tranquilo, guardián – dijo el rey.- Tú estás aquí para dar estabilidad al reino y lo haces de acuerdo con tu deber.

Y bajo el lema “deber”, un miembro del pueblo luchaba contra el pueblo por envidia hacia el pueblo. Y, convencido del deber, el guardián no alzaba los ojos hacia el gobernante.

khajine
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2 Comentarios

  1. xplorador dice:

    Muy interesante. Como familiar de guardián que soy, te diré que los guardianes alzan los ojos, maldicen por lo bajo y sufren en sus propias carnes lo que el resto. Pero no pueden dejar de cumplir su tarea, nunca. Quizás sin su trabajo, el pueblo y el rey se diluyeran en una pasta amorfa condenada al caos.O quizás si dejasen de hacer su trabajo por un momento, se arreglarían algunas cosas. ¿Quién sabe?

    En todo caso te diré que no luchan por envidiar lo que ya no tienen. Lo hacen por vocación o porque es su trabajo. Algunos de ellos creen en lo que hacen.

    Y mira cómo son las cosas, que el rey les utiliza y el pueblo a veces les odia. Cuando en realidad su tarea fundamental no es proteger al rey, sino al mismo pueblo.

    1. khajine dice:

      Quizá se me ha ido un poco de las manos el propósito. En origen pretendía ser una queja de la situación de los guardianes, de la paradoja de la restricción de sus derechos y de cómo ello podía llevarles a una situación contra ellos mismos, cuando, en fin, son parte del pueblo. Que no puedan dejar de cumplir con sus tareas es una de los ejemplos paradigmáticos de que los gobiernos necesitan ciudadanos de segundo orden (con menos derechos, no es una valoración) para auto-perpetuarse…

      Debo decir que está inspirada por una exposición de un guardián en un Congreso al que asistí.

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