La última foto

Miro a mi alrededor y todo parece igual, salvo que es distinto. Los coches vacíos en sus plazas, algunos sobre las aceras. Las tiendas cerradas. Muy pocas personas en la calle, las cuales parecen andar sin rumbo fijo, sin prisa.

Algunos de los coches se amontonan en la carretera de forma desordenada, indicativo del caos reinante no muchas horas antes. Agarro mi cámara, que oscila ante mí de forma irregular, atada a mi cuello por una correa, y, apoyándome con la otra mano, salto una valla amarilla que me bloquea el paso.

Después de andar unas pocas decenas de metros más y de sortear más coches, vallas, carritos de la compra, desperdicios, bicicletas y hasta un enorme camión (supongo que el conductor pensó que podría atajar por ciudad y esquivar el atasco de la autopista, pero poco importó), llego a un descampado. Es perfecto. Elevado, despejado, apenas hay edificios que me tapen el horizonte, enrojecido por el Sol a medio esconder.

Preparo mi cámara, ajusto el objetivo, calibro el color. Una gota de sudor se escapa de mi frente y cae por mi mejilla hasta mi barbilla. Estoy nervioso. No sé si voy a captar bien el momento, pero es fundamental. No sé cuánto tiempo queda, pero tengo que estar perfectamente preparado.

Ecos resuenan en mi cabeza. Voces de discusiones a lo largo del día. Mis padres, con miedo, instándome a quedarme en casa. Mi novia, a estar con ella. Mis hermanos, sin entender por qué me voy. Nunca me han entendido. Ninguno. Nunca han entendido por qué me dedico a esto. Por qué necesito sentir el arte, la fotografía. Por qué me hace estar vivo.

Y ahora, en los momentos finales, me siento más vivo que nunca. Incluso sintiendo el sabor ácido de la inminente muerte en mi garganta, los nervios no me traicionan y logro que no me tiemblen las manos.

Aquí está. El final de todo. El fin del mundo. Aprieto el obturador y el click de la apertura del diafragma es lo último que oigo. No necesito más, sé que la foto es perfecta.

Mi última foto. Para la posteridad.

Yizeh Castejón. Enero de 2013

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Yizeh Castejón
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2 Comentarios

  1. xplorador dice:

    Jaaa, muy chulo. Desde el principio mantienes la tension. ¿Por qué todo es distinto? ¿Por qué los coches están amontonados? ¿Qué está pasando?

    Para mi gusto le faltan detalles insignificantes que incrementen la sensación de veracidad. En particular, podrías haber ampliado más los preparativos de la fotografía, (hacen falta ciertos conocimientos, claro), y detallado por qué la foto es perfecta.

    En el capítulo de chorradas, te comento una. Aquí, las cuales no me suena bien: «Muy pocas personas en la calle, las cuales parecen andar sin rumbo fijo, sin prisa». Yo diría «que», o usaría el gerundio. Las cuales me suena a viejuno. Me corta el ritmo de la oración.

    Muy chulo.

  2. Yizeh dice:

    Tomo nota. Es más, voy a llevarlo hoy al taller, a ver qué opinamos entre todos 😀

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