Un Memento

Las cosas que hemos perdió se amontonan por los rincones del alma. Palidecer ante un encuentro fortuito o un recuerdo es el modo de descubrir que no somos mas que lo restos de lo que hemos vivido. Como saetas son los sueños, sabemos que son mortales, mas es imposible dejar de desear lo que, suponemos, nos hará feliz.
Y que es la felicidad. Reírnos de nosotros mismos cientos de veces sin darnos cuenta. Engañarnos cuando creemos alcanzar nuestra meta sin entender que es lo más importante es preservar lo ya poseído. La pérdida de algo es siempre más trágica que la añoranza de tenerlo. El niño que muere deja un vacío en el corazón de sus padres, el que no nace solo espera su momento.
Nos apoyamos los unos en los otros, intentando formar parte de un todo social. Creamos movimientos, solo para pertenecer a ellos. Al final nadie esta totalmente solo, tragedia, nadie es solo responsable de si mismo. Ahí, en ese punto de encuentro, están los amigos que nunca se han ido, están las palabras y los besos, pero también esta la eterna incertidumbre que provoca la caducidad de las cosas.
Madurar, hacerse un ser social consecuente con las consecuencias. Emprender el ritual diario y autoimpuesto del trabajo. Desear ser alguien mas mientras nos esforzamos por ser un mejor nosotros mismos. En pedazos se dispersa nuestra vida, un trozo en cada lugar en que habitamos.
Al final de todo esta la muerte. Ya habremos recorrido cuanto fuimos. Tendremos nuestra huella en los caminos de siempre, alguien recordara con lágrimas nuestro nombre. Siempre habrá un instante de que fuimos para otros, pues nuestra propia existencia ya es muy vana. Se acabara asi el pan y el vino y alguien morirá igual mañana.

luismalee
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