Una frustrada viuda negra.

Había conocido a su marido, Hamed, en la fiesta de su graduación. Enseguida intimaron, convenciéndola él de que su país, Afganistán, estaba siendo masacrado, destruido, por los EEUU y que el sentido de su vida era luchar contra ellos, llegando incluso a inmolarse, para luchar contra ese verdadero Satán.

Jenny no dudó en asentir cuando Hamed le propuso que se convirtiese al Islam y se casase con él, aún advirtiéndole éste que, en caso de que muriese en la yihad, ella tendría que ocupar su puesto en la lucha. Ahora, al fin, estaban celebrando su boda en la aldea afgana donde vivía la familia de Hamed. Bailando alrededor de la mesa nupcial, los hombres disparaban al aire sus fusiles kalashnikov.

Jenny pensando que tenía que integrarse con ellos, para ser una verdadera mujer talibana, le pidió a su ya marido que le prestase su fusil. Cuando empezó a disparar, el retroceso hizo que las balas se disparasen en todas las direcciones, con tan mala fortuna que una de ellas rebotó en el dintel de una puerta, yendo a alojarse directamente en la cabeza de Jenny, frustrando para siempre la posibilidad de que ésta pudiese morir, inmolándose por el Islam.

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1 Comentario

  1. Arturo Rubio Servin dice:

    Que ironía tan hostil, buen post . Saludos.

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