EXSCIND -Memorias de Feram el druida-

Me involucro cada vez más en la comunidad, los druidas de la selva del Este son sedentarios y viven en comunidad con la naturaleza por muchísimas generaciones. Su animal Guía son los Felinos de colmillos enromes, Soy un Elfo nacido en territorio hostil mis padres fueron asesinados durante el asalto orco a los pueblos cercanos del bosque de lumen, en las granjas cercanas del pueblo de luxindingo. No tengo más que vividos recuerdos otorgados por la luna esa noche. Los bosques de lumen son territorio orco y por el tratado de las cinco estrellas debían abandonar una vida de cientos de años los elfos que buscaban nuevas oportunidades y un nuevo por venir.

Entraron destrozando la puerta, mi madre tomo mi pequeño ser ocultándose en la parte de atrás de la casa, mi padre les hizo frente pero no fue rival, un chamán llamado chug´nal un trol viejo con verrugas en su cara uso su vudú para maldecirle y evitar que usara magia. Los orcos arremetieron con sus gigantescas hachas destrozándolo todo y junto con ese todo a mi padre a quien partieron a la mitad destrozando su cráneo, mientras quemaban el lugar mi madre preparo un conjuro bendecido por la luna de esa noche. La luna amarilla una súper luna que otorga fuerza a las bestias con colmillos y garras, y más si su iris de nacimiento es amarillo. Como el color de ojos que tengo yo.

Los orcos intentan acabar con mi madre, pero la bendición de la Luna evito que le hicieran daño logrando escapar conmigo en sus brazos y unas pocas provisiones. El vudú de aquel chamán no tenía efecto y ella solo podía correr siendo perseguida por los orcos para darnos muerte. El ejército elfo no ayudaría, no entraría en territorio orco porque sería una declaración de guerra. Las guerras del pasado volverían y es algo que el bancal no permitiría, permanecimos en el bosque ocultos toda la noche.

A la mañana siguiente con hambre y sed mi madre decidió avanzar por medio del bosque a lo profundo de la montaña para llegar a la jungla, sabía que era más fácil cruzar unas montañas bajas que toda la cordillera de ankalos hasta territorio Elfo. Sabía que en la punta más lejana del continente se encontraba un grupo de druidas y su esperanza era que nos acogieran.

Paso el tiempo y mi madre sin conocimientos de supervivencia me daba lo poco que tenía para que no muriera mientras ella llevaba semanas sin comer. Solo en el desespero del hambre tomaba agua y un poco de pan elfico que logro sacar de casa al escapar, lo de más lo recolectaba, racionaba para ella, pero a mí me daba todo lo que podía. Ella solo tomaba un trozo de pan con sus dedos y lo ponía en su boca. Así paso tanto tiempo hasta que su cuerpo no dio más, cayendo en mitad de la jungla rodeada por depredadores, era el fin de mi madre, pero no el mío.

Un Tigre Colmillos de magma, el felino más grande de la selva del Este, también conocido como Mug’akar se acerca lentamente a el cuerpo de mi madre olfateando encuentra un durmiente yo arropado y empapado de sudor, increíblemente el tigre toma con sus dientes mi pequeño cuerpo envuelto en sabanas y camina hasta los alrededores de la tribu druida, dejándome cerca el enorme felino ruge y se va, alertando a la comunidad de que algo estaba cerca o alguien, encontrándome llorando soy recogido en los brazos del druida líder, me adopta como hijo sabiendo de antemano la bendición o maldición que mis ojos podrían traer a la comunidad.

Nine

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