Viajero fortuito

¿Dónde estoy? ¿Quién soy? ¿Qué hago yo aquí? Estas son las primeras preguntas que me hice a mi mismo cuando de repente, sin venir a cuento, me “desperté” de pie en lo que parecía ser el suelo de una calle muy bulliciosa. La carretera estaba congestionada de tráfico, sobre todo de taxis, los típicos taxis amarillos que salen en las películas de Hollywood.

Algunos transeúntes se golpeaban contra mí, pues no me había movido de mi sitio y estorbaba en la acera. Alguien me dio un golpetazo más fuerte que los demás. Se dio la vuelta y me llamó “Stupid”.

Vislumbré un quiosco de prensa al lado. Me acerqué a él y cogí un periódico. En él ponía “The Daily of Manhattan”. Me di cuenta de que todos los periódicos estaban en inglés, y en muchos de ellos se leía la palabra “Manhattan”. La fecha de todos los periódicos no me decía nada.

Intuí que me encontraba en dicha ciudad. Sin saber cómo vine, sin recordar ni mi nombre ni nada relacionado con mi pasado. Lo único que sabía era mi presente, y era muy difuso y extremádamente corto. No quería asustarme a mí mismo con pensamientos pesimistas, pero estaba perdido.

Alcé la mirada al cielo y vi un rascacielos negro sobresalir de entre varios cientos de edificios. Decidí subir. Nadie me prohibió la entrada, ni siquiera cuando subí al ascensor. Di al botón del último piso, el 57. Tras un instante un poco largo llegué a mi destino. La planta número 57.

En frente de mí tenía una puerta cerrada, y a la derecha unas escaleras que subían. Las subí dando saltos y llegué hasta la azotea. En ella estaban tendidas un montón de sábanas sobre unas cuerdas atadas en dos postes.

Me asomé al precipicio y vi una manada de personas que iban a Dios sabe dónde y una oleada de coches. El ruido de los vehículos era muy perceptible, pero no tanto como el de una fuerte brisa que zarandeaba mis largos pelos.

<< ¿No vas a saltar? >>

Una voz me preguntó. Me di la vuelta y vi un diablillo azul oscuro que flotaba en el aire y me miraba con unos ojos llenos de ternura y una sonrisa comparable con la de una madre orgullosa de su hijo.

<< Es muy fácil, y no debes tener miedo. >>

Titubeé unos segundos. No estaba muy seguro de si quería saltar o no. El diablillo flotó hacia el precipicio, pasando por mi lado. Él no cayó al vacío puesto que flotaba.

<< Ven, salta. Sólo tienes que llegar hasta aquí. Y después… después todo terminará. >>

Cerré los ojos y me tiré al vacio. Durante la caída me dio tiempo a preguntarme quien era yo. Aun no lo había averiguado. De repente un golpe interrumpió mis pensamientos. Todo el cuerpo me dolía. Me había golpeado gravemente contra el suelo, tras caer unas 60 plantas abajo. El dolor era insoportable, pero aun así sonreí. Me llamo Ramón, no sé qué hago en Manhattan, pero me llamo Ramón. Pocos segundos después morí.

¿Dónde estoy? ¿Quién soy yo? ¿Qué hago aquí? Estas son las primeras preguntas que me hice a mi mismo cuando de repente, sin venir a cuento, me “desperté” de pie en lo que parecía ser el suelo de una calle muy bulliciosa. La carretera no tenía mucho tráfico y estaba llena de arena. Los blancos edificios y una atalaya muy alta me desconcertaron. No recuerdo este sitio.

Me acerqué a un quiosco ambulante y me fijé que todos los periódicos estaban escritos en árabe, excepto en uno que ponía «The News of Bagdad». Alcé la mirada y pude ver que entre las blancas casas sobresalía un rascacielos negro…

 

Autor: Germán Pérez Campo, 18 de Agosto del 2008.

Pequadt
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8 Comentarios

  1. Lascivo dice:

    Ju, ju…
    He estado investigando, y sólo hay un edificio en Nueva York que tenga 57 plantas: el Edificio Woolworth. Construido en 1913. Fue el edificio más alto del mundo (con 241 metros) hasta 1930, cuando se construyó el Edificio Chrysler.
    http://en.wikipedia.org/wiki/Woolworth_Building
    La pregunta es: ¿cómo llega un hombre, aparentemente español, y con alzheimer a Nueva York?

  2. Pequadt dice:

    En realidad no era ese el final que le queria dar. En cuanto muriera apareceria en otro lugar totalmente distinto, haciendo un bucle infinito… pero no se porque cambie el final 🙁

  3. Lascivo dice:

    Hum, sería un enfoque muy surrealista… e inesperado

  4. Pequadt dice:

    Alf inal he optado por cambiarlo. Era la idea original, asique la mantengo.

  5. Lascivo dice:

    wow! sí, este final mola más. Bastante más. Es rallante

  6. champinon dice:

    Yo no he leido el anterior
    Pero el caso esk asi me ha gustado mucho,… xD

    Animo,… es muy bueno

  7. Pequadt dice:

    El otro termina cuando muere. Creo que de esta forma el lector puede interpretar el relato con más libertad.

  8. champinon dice:

    Si, es mejor asi

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