El vórtice que todo lo absorbía

El vórtice apareció un día sin más en el despacho principal de El Funcionario. Una masa de gas daba vueltas sobre su eje central a una velocidad lenta pero constante. El centro tenía unos colores oscuros, mientras que las áreas más separadas eran de colores más vivos y chillones.

Un científico con bata blanca y con una pajarita negra examinaba el vórtice, junto con El Funcionario.

– ¿Dice que apareció por la madrugada? – Preguntó el científico mientras se rascaba la canosa barba.

– Ajam – se limitó a contestar El Funcionario.

– ¿Quién fue la primera persona que visualizó este fenómeno?

– Yo.

El científico chasqueó con los dientes. No parecía preocuparle lo más mínimo las respuestas de El Funcionario. Tenía delante una maravilla que eclipsaba cualquier respuesta que pudieran darle, por muy relevante que fuera. 

Cuando se le pasó la emoción, el científico sacó una bola de hierro de un maletín que había traído y la acercó al vórtice. La soltó con las dos manos, y esta fue absorbida por el vórtice en un abrir y cerrar de ojos. Asombrado, el científico sacó un cubo de madera y realizó el mismo experimento, recibiendo el mismo resultado.

El Funcionario empezó a inquietarse, seguramente desbordado por el aburrimiento o por la impaciencia.

– ¿Puede usted hacer desaparecer el vórtice? – Le preguntó impaciente.

El científico, absorto en sus experimentos sacó su cartera del bolsillo y la tiró por el vórtice. Después cerró el maletín y lo tiró por el vórtice. Cuando se dio cuenta de que no le quedaban más útiles que tirar, repasó con su vista todo el despacho y sus ojos toparon con los de El Funcionario, quien en ese momento estaba bostezando.

Con un gran estruendo, el científico arrastró la mesa del despacho y la acercó al vórtice hasta que fue absorbida. Después lanzó la silla usando ambos brazos. Quince minutos después el científico, con chorretones de sudor cayéndole por toda la cara, había arrojado toda la habitación: lámparas fluorescentes, archivadores de la A a la Z, una cafetera nueva, el acuario con sus peces de colores y rayas, un perchero de ébano, la grapadora… y un sinfín de los típicos o atípicos utensilios de despacho.

Finalmente el científico dirigió la mirada al único objeto que quedaba en la habitación: a El Funcionario.

– Ni lo piense – dijo asustado El Funcionario al adivinar las oscuras intenciones del científico. – ¿Puede usted hacer desaparecer el vórtice o va a tenerme toda la mañana mirando?

El científico, entristecido por no poder «experimentar» más con el vórtice, se marchó de la estancia con un “No, no puedo”.

 

Tres días después, Charles el panadero del barrio se enteró de que había un vórtice en una de las oficinas pertenecientes a El Funcionario. Al parecer el vórtice aumentaba su tamaño cuanta más masa absorbiera, y había llegado a una situación en la que poco le faltaba para engullir el edificio entero. 

Charles se ofreció para hacer desaparecer el vórtice, a cambio de una suma muy elevada de dinero. Desesperado, El Funcionario aceptó pagarle si cumplía con su cometido.

El panadero entró en el edificio, el cual tenía una corriente de aire muy fuerte debido a la potencia en aumento del vórtice. Apenas treinta segundos después el panadero salió de la habitación con una sonrisa de oreja a oreja. El vórtice había desaparecido.

– Me debe usted 500.000 euros – le dijo el panadero a El Funcionario.

– ¿Cómo… cómo lo ha…?

– Muy sencillo, señor – contestó el panadero mientras contaba los billetes – sólo había que desenchufarlo.

 

Autor: Germán Pérez Campo, 26 de Marzo del 2009.

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6 Comentarios

  1. Pequadt dice:

    Espero que os guste. Hacía muuuucho que no escribia un relato.

  2. Lascivo dice:

    cabroncete, se me había olvidado lo bien que escribías. En fin, qué te voy a decir, que genial. Aunque el final se me hace algo soso. Pero la temática es fetén. Incluso cuadraría en Ciencia-ficción, así harías aún más interesante el concurso.

  3. Zilniya dice:

    ¡Te hemos echado de menos, Pedquadt! Me encanta esa forma de mezclar realidad diaria, surrealismo y humor tan propia de tus relatos.

    Por cierto: XDDDDDDDD (y eso que he trabajado de funcionaria)

  4. newowen dice:

    XDDD es gernial, sí que se te echaba de menos. jaja.

  5. Anónimo dice:

    que final! me ha gustado mucho!!!

    pero creo que me hubiera gustado que el cientifico se hubiera lanzado, ahi a lo loco, para satisfacer totalmente su curiosidad

    de lo simple, lo bueno 😉

    amelie…

  6. ameliemelon dice:

    «eso» de arriba era yo xD

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