La caricia

Como un fino recuerdo nocturno, que se pasea por la frontera de los sueños sin apenas apreciarlo, una caricia tuya me sobrevoló el corazón. Ahí se quedó, dormitando, durante días, semanas, meses, años y resurrecciones. Tan pálidamente callada que ni una puñalada a traición la habría descubierto. Los latidos del músculo no consiguieron borrar el vestigio de esa caricia, ni tan siquiera revelarla. Estaba oculta en lo más profundo, como un coral hundido bajo la costa o un remordimiento que nunca pide perdón. De esta forma, sólo mucho tiempo después, cuando te acaricié la mano el día de tu entierro, me percaté de cuánto te amaba.

Iraultza Askerria

Blog de Iraultza Askerria

Iraultza Askerria
Últimas entradas de Iraultza Askerria (ver todo)

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada