Desde aquí

Sucedió de madrugada, no mentiré, cometí errores de sentido común, abuse de la noche y subestime mis pasos.

Al filo de las 3 horas de un nuevo día, fui abruptamente separado de mi tranquilidad y compañía. Me llevaron sin yo pedirlo a calles que apenas y conocía, fui presa de otros que al igual que yo, son simples mortales.

Ahí donde nadie me conocía y poco interesaban mis días, me golpearon, me rompieron una parte del ser, me arrebataron la materia irrelevante y me sumergieron en una ruptura de armonía, sí ingenua, pero muy humana. No soy quien era en principio porque después de lo sucedido he vuelto a concluir, al menos pensado nuevamente en las bondades de lo que algunos llaman suerte.

Volví a nacer, volví a recordar que no iba solo, volví a ser consciente de que tengo una familia, volví a tener sentido de alerta, volví a mirar a mis vecinos, volví a ver a mis amigos, volví a ver a mi compañero, volví a casa al filo de las 6 de la mañana, volví a verme frente a un espejo.

Esos que son mortales como yo, pienso, me querían muerto. Pero aquí estoy, aquí sigo, insistiendo en mis angustias, en mis pasiones pausadas, en mis obligaciones irrefutables, en mi compromiso con la vida, en mi enamoramiento sublime y hermoso, en mi hermandad con esos que me mataron y siguen allá afuera.

Desde aquí me dispongo a enfrentar lo que viene delante y lo que queda detrás.

Desde aquí.

Edgar Eglon
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