El castillo del rey Sunifredo

El rey Sunifredo tenía un maravilloso don: Curar enfermos sólo con tocarlos. En su reinado, todo era paz y armonía. Pero un día, eso tuvo su fin. El rey fue derrocado por su hermano menor, a quien no le importaba ni provocar muertes para satisfacer sus deseos.

En su camino al destierro, le acompañaba el que fue su más preciado valido. El malvado hermano ordenó a éste último matar a Sunifredo.

—Perdonadme, Majestad —dijo empuñando una daga—. Sólo cumplo órdenes.

Le mató. Pero no sin derramar varias lágrimas. En honor al monarca, se contruyó un castillo en esa llanura.

Ursula M. A.
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