Una nueva vida (Capítulo 8)

La chica giró el cuello rápidamente hacia mi posición, pero afortunadamente tras convertirme en vampiro mis movimientos alcanzaron una magnifica velocidad, y pude saltar instintivamente a una escalera de incendios medio derruida antes de que sus ojos enfocaran al lugar donde debía de estar. La chica no vio nada más que al gato asustado, y con un suspiro de alivio siguió caminando más rápidamente que antes. La seguí por las escaleras (pisando con cuidado el metal para que no me delatara) cuanto pude y bajé al suelo cuando vi que la chica giraba otra esquina en dirección a un callejón. Fui tras ella, dejando más espacio entre nosotros. La poca iluminación de la zona me permitía refugiarme de sus miradas fugaces, hasta que hubo un momento en el que ésta pasó de ser escasa a nula. Mis ojos se adaptaron muy rápidamente (demasiado rápido a mi parecer) a la oscuridad total, y pude ver a la chica tocando las paredes de los edificios para poder orientarse. Continué tras sus pasos, mucho más lento que antes, esperando a que ella también se adaptara a la noche. Pasé junto a un escaparate, y vi dos destellos rojos en su interior. La primera reacción fue alejarme del cristal con un salto, pero cuando me fijé detenidamente noté que el brillo rojo venía de mi propio reflejo, y en concreto de mis ojos. Me quedé quieto, observando el color rojizo casi hipnótico, que aunque era débil como para ser visto desde lejos, en distancias cortas eliminaba toda la posibilidad de hacerme pasar por mortal. Quizás por esto mis ojos se han adaptado tan bien a la oscuridad… Volví la mirada hacia la chica y vi que se alejaba bastante de mi posición, por lo que dejé atrás el escaparate y recorté distancias.

La seguí sin dificultad por zonas más iluminadas durante unos pocos minutos más (ya empezaba a reconocer la zona, y no quedaba muy lejos del edificio del Príncipe) hasta que me pareció oír algo por encima mía. La chica no pareció darse cuenta, pero yo miré al cielo justo a tiempo para ver cómo un hombre saltaba desde una ventana y caía ruidosamente entre la chica y yo. El intruso rozaba los dos metros de altura, y tenía muy buena constitución; vestía pantalones y chaqueta de cuero, y bajo ésta una camiseta ajustada marcaban unos músculos muy pronunciados. La chica se dio la vuelta y le vio (sólo a él, yo estaba agachado tras unos cubos de basura). El hombre dirigió una mirada a la mujer, y ésta cayó al suelo de rodillas atemorizada y balbuceando. Continuó avanzando hacia ella con una carcajada, la cogió con las dos manos y la levantó del suelo como si de una muñeca de trapo se tratara, mientras ella seguía gritando de terror.

Fue entonces cuando decidí que era hora de hacer algo, y le asesté un puñetazo en los riñones con todas mis fuerzas. El asaltante, sorprendido, soltó a la mujer (que cayó al suelo sin poder moverse, presa del pánico) justo antes de caerse él también. Olvidándose de su objetivo, fijó su mirada en mí y se levantó con los puños en alto. Intentó darme dos puñetazos, pero los esquivé fácilmente, respondiendo con un puñetazo en la cara y una patada en la boca del estómago. El hombre no cayó al suelo esta vez, pero se quedó un momento aturdido, tiempo suficiente para asestarle otro puñetazo en plena nariz (los huesos de ésta crujieron bajo mis nudillos), pero tampoco cayó al suelo, sino que volvió a responder con más puñetazos: uno me golpeó en el brazo (tenía mucha más fuerza de lo que parecía, pero eso no bastaba para vencerme) y el otro lo esquivé. Justo cuando iba a volver a golpearle, me sorprendió con dos golpes más que impactaron en mi cuerpo a una velocidad sobrehumana, casi imperceptibles, y que bastaron para tirarme al suelo a unos dos metros de él. Mientras me levantaba, éste sacó una pistola de uno de sus bolsillos y me apuntó con ella, pero no le dio tiempo a disparar porque me lancé para desarmarle. Sorprendentemente el golpe que le di en el arma no hizo que se le cayera, sino que la partió en dos. Me miré las manos anonadado, y lo que vi en ellas no eran dedos normales, sino garras parecidas a las de los animales salvajes, y que cortaron el arma como si se tratara de mantequilla. El hombre se quedó mirando lo que hasta hace poco fue su pistola, y tras otro impacto mío, se quedó mirando lo que hasta hace poco también fue su brazo izquierdo (que se lo corté de un «garrazo» con una facilidad espantosa); horrorizado, fue dando pasos hacia atrás, pero unos tentáculos negros como la oscuridad, tanto que parecían hechos de la propia oscuridad, surgieron desde su espalda y le agarraron fuertemente, impidiéndole todo movimiento, y dejándole a mi merced. Aprovechando la oportunidad le di el golpe decisivo: un corte limpio en el cuello hizo que su cabeza se separara del cuerpo, y cayó al suelo mientras se convertía en cenizas.

La mujer, ahora de pié, hizo que los tentáculos desaparecieran con un gesto de su mano, y acto seguido se dirigió a mí:

-¿Quién eres? ¿De dónde has salido y por qué me has ayudado?

– Soy un enviado del Príncipe para protegerte y que llegaras a salvo a sus pertenencias -contesté mientras me recuperaba del combate.

– Vaya vaya, veo que Thomas me necesita más de lo que pensaba… pues bien, vamos a verle.

La mujer se dio la vuelta y siguió su camino. Avancé tras ella, mirándome las manos de nuevo, aunque ahora habían vuelto a su aspecto normal.

Unas armas tan peligrosas no me vendrán nada mal…

5 Comentarios

  1. champinon dice:

    Te cambio un par de faltas…

    Esta muy chulo, por lo que veo tenemos ante nosotros a un Protean, no? Por lo de las garras en vez de manos… no se no estoy muy seguro, pero creo recordar que era asi.

    Para criticar te diré que haces hincapié en la descripcion en momentos para mi poco importantes y te quedas corto en momentos de tension y concentracion maximos… supongo que si lo lees otra vez te daras cuenta de lo que digo.

  2. consigueaccesorios dice:

    Que faltas eran por casualidad? porque mira que escribo todo con cuidado y lo paso y repaso por el word…

    Pues protean era una de sus disciplinas (lo de los ojos rojos y lo de las garras), asique es un gangrel… esas cosas no las cuento en la historia para que los que no hayan jugado no se pierdan, pero me gusta que los que sí que lo sepan se den cuenta, y lo del ladrido del capítulo anterior (que es que acabo de leer tu comentario ese…) era animalismo, que era otra de sus disciplinas, no es que fuera un hombre lobo-vampiro ni nada raro.

    bueno, en unos días la siguiente entrega, hasta entonces!

  3. Lascivo dice:

    Estoy sorprendido, y cada día más, Consigueaccesorios. De verdad no me imaginaba que tuvieras este potencial para escribir, muchacho. Me dejas anonadado.

    Sobre el capítulo te diré que está muy bien, tanto en trama como en redacción. Quizás, en el tercer párrafo, los acontecimientos sean demasiado rápidos, no dejando tiempo al lector para imaginar. Pero digo quizás. Por lo demás, esta genial.

    ¡Espero el siguiente, pero ya!

  4. champinon dice:

    No me acuerdo de las faltas, pero no eran muy graves ademas si lo repasaste con el word, es de estas que son igual de una forma que de otra, y hay veces que no las reconoce… si me lo releo te digo, ahora no lo hago que tengo muchos comentarios k leer, xD

    Y el 9!! xD

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada