El Diablo
- publicado el 15/01/2014
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Los amantes
– Juro que hoy no lo llevaré conmigo, tengo que arrebatarlo de mi cabeza, tirarlo, dejarlo abandonado en algún lugar que no interfiera en mi camino…..decía él mientras caminaba por esas calles que, en otoño, se disfrazan de copas de árboles.
– Prometo que hoy no estarás conmigo…te arrancaré, te cortaré hasta dividirte en partículas tan pequeñas que jamás puedan recomponerse… musitaba ella con una energía que se debilitaba en cada intento.
Son las diez de la mañana. Él y ella acaban de encontrarse en la habitación en la que se aman cada miércoles, durante esos encuentros frugales….
Se devoran sofocando el deseo retenido durante días, pero en el instante culminante, en el punto álgido del placer, advierten una vez más que el espejo que refleja sus almas vuelve a estar cubierto por ese suave, pero opaco tejido gris que él había jurado, prometido ella, abandonar para siempre.
Insatisfechos por no haber podido derribar sus propias máscaras, se besan mientras la pared tras ellos se torna gris plomizo, presagiando la imparable caída al abismo que comienza cada semana cuando la atraviesan.
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