Momentos

Aquí sigo, mirando a través del cristal, viendo la vida pasar, saboreando en la lejanía esas sonrisas, esas risas y esas miradas que hablan sin hablar, esos abrazos de afecto y esas carícias de aquello que llaman amor.

De repente, un pájaro, a medio metro de mí. Desvía mi atención. No sabe que mis ojos estudian los suyos, parece feliz. ¿Puede ser? Percibe mi mirada y alza el vuelo para perderse en un mar de hojas verdes dejándome con una estúpida mueca que no llega a ser sonrisa.

De nuevo busco la felicidad en aquellos rostros ajenos a mí sólo para verlos de lejos, siento curiosidad. Pero ya no están, todo está desierto.

Ante mí la montaña calla en un pacto de silencio, aguardando la llegada del concierto que en breve tendrá lugar. Llueve. Mi mano busca mi cara y la aguanta mientras mis ojos se pierden entre las gotas que acarician el cristal de mi ventana. ¿Qué es lo que pretendes ver? Son simples gotas de agua.

¿Y esto? ¿Niebla? No creo.

Acerco mis dedos a mis mejillas y vuelven mojados. ¿Otra vez? Mi alma se ha vuelto a romper. No puedo ver nada, mi tormenta no me deja ver la de fuera.

Rayos en llanto, truenos en gritos, viento en suspiros. Me ahogo.

De nuevo, abandono.

Busco refugio en la tempestad. ¿Mi cama me podrá salvar? Me encojo bajo las sábanas.

Frío, dolor, angustia… ¿Ha pasado?

 

No. Sólo duermo.

 

Irene Sanchez
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2 Comentarios

  1. Filotecius dice:

    Muy hermoso. Cada idea que vas desarrollando se convierte en una palpable carga de profundidad (lírica, por supuesto)… ¡Me ha hecho vibrar!

  2. Irene Sanchez dice:

    Vaya, ¡muchísimas gracias! Me alegra haber provocado alguna sensación con mi texto, haberte hecho vibrar como dices… indescriptible. Gracias de nuevo.

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